Confucio dijo una vez que si eliges un trabajo que te guste, no tendrás que trabajar ningún día de tu vida. Y estaba en lo cierto. Demográficamente el planeta está creciendo más y más, saturándose de gente que busca subsistir y crecer, trabajar y prosperar. Trabajar es la herramienta más poderosa, casi una pasión, que puede ser desarrollada para dar alcance a nuestros objetivos. El problema surge cuando no entendemos lo que hacemos.

La gente prefiere: Jugar. Esa tendencia natural al ocio es bastante obvia, el placer inmediato de disfrutar de un juego por computadora o en la vida real nos lleva a sentirnos, siquiera por un momento, completos, poderosos (?). Pues bien, a alguien entonces se le ocurre: ¿Por qué no llevar la filosofía de los juegos al trabajo y aumentar así la productividad? Lo que actualmente se conoce como Gamification, la vida, el trabajo, como un juego.

Si eres de los gamers clásicos entenderás a lo que me refiero. La mayoría de los empleados no se encuentra completamente vinculado a la empresa, esa identificación es aún muy débil y tendemos a hacerla más leve porque no hacemos nada por cambiar este estadío detenido. Entonces el reto está en que hagamos que todos los empleados jueguen un rol importante, no solamente aquellos que quieren.

En las similitudes encontradas entre los juegos y el mundo real tenemos niveles, o grados o rangos (como en el trabajo), un puntaje (muchas veces denotado en el trabajo por el salario), puntos bonus (o ingresos extras por el trabajo que realicemos y sean premiados), aumentos de nivel (en el trabajo serían las promociones o aumentos de rango, con la consiguiente mejora salarial) y el resumen de stats (que vendría a ser la revisión de desempeño de los empleados).

¿Más similitudes? Te invito a revisar la infografía completa gracias a SocialCast.com, haciendo clic en la imagen siguiente para maximizarla o verla desde la fuente original con el enlace al final del post.

Vía: Social Cast

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